viernes, 3 de julio de 2009

L



Somos libres. Libertad. Poder hacer lo que queramos, ir donde queramos, invertir nuestro tiempo en lo que queramos. O casi. Somos libres. Increíble pero al final este mes pasó y ahora ya nada puede separarnos. Y cuando estamos separados, nos buscamos. No podemos evitarlo, es como una atracción que nos impulsa a salir corriendo el uno hacia el otro. Aunque muchas veces me queje de lo empalagoso que eres, si no lo fueras, no te querría tanto, no serías como eres y esto no funcionaría. Pero funciona. Funciona porque encajamos perfectamente, porque al estar juntos se oye es clic de la última pieza del puzzle que revela su auténtico dibujo. Así era yo. Un puzzle a medio completar sin tin. Una imagen algo borrosa, se podía intuír la silueta de algo, pero no se sabía muy bien que. Y ahora esta completo, todo claro. La imagen de mi vida es una foto nuestra. A veces me paro a pensar y me da miedo, me da miedo que nuestras vidas estén unidas por un hilo y que si éste se rompe ambos caeremos al fondo, sin luz, y el uno sin el otro, no podremos salir. Pero me tranquiliza saber que ese hilo esta hecho de adamantium. Que nada ni nadie puede romperlo, ni siquiera nosotros mismos.
Podría estar horas y horas dándote las gracias porque motivos no me faltan. Desde todo tu inmenso amor hasta tu infinita paciencia cuando intento aparcar. No lo voy a hacer, porque creo que ya sabes que agradezco cada mínimo detalle de tu parte, de hecho, bebo de ellos. Y son las pequeñas cosas, las que haces, las que no haces, lo que dices y lo que te callas. Son las pequeñas cosas las que te hacen tan gigante para mí. Si tuviera que definirte en tres palabras, como yo te pedí una vez que hicieras tu mismo, serían las tres que te dije hace unos días; Luz, Amor y Fuerza. El único que consigue llenarme de ilusión con solo una mirada.
+Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las torres gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza. Todas fueron mensajes de amor. Si lo buscarais, tengo la extraña sensación de que descubriríais que el amor en realidad, está en todas partes.

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